Entrevista a Eliane Elias, la sirena brasileña

ESTA EXTRAORDINARIA Y HERMOSA PIANISTA Y COMPOSITORA, NOMINADA VARIAS VECES A LOS PREMIOS GRAMMY, ACARICIA CON SU VOZ CADA UNA DE LAS NOTAS QUE VOCALIZA. NO NECESITA GRANDES RECURSOS TÉCNICOS NI RANGO VOCAL PARA CONTARNOS CON SOLVENCIA HISTORIAS DE SU EXTENSO REPERTORIO. ANTE TODO ES UNA INTÉRPRETE DE JAZZ QUE DESTACA POR SU FACILIDAD IMPROVISADORA. EL 12 DE NOVIEMBRE, EN LA SALA MOZART DEL AUDITORIO DE ZARAGOZA, OFRECIÓ LA ÚNICA ACTUACIÓN EN ESPAÑA DE SU GIRA EUROPEA Y NOS ATENDIÓ UNOS MINUTOS PARA REPASAR UNA TRAYECTORIA DE CONTINUOS ÉXITOS EN LOS CINCO CONTINENTES.

Su último trabajo discográfico, I thought about you, es su particular homenaje a uno de los grandes del jazz de la segunda mitad del siglo XX.

¿Por qué decidió centrar su música exclusivamente en Chet Baker?

Chet Baker fue una gran influencia para la música de Brasil, es decir, para la bossa nova. João Gilberto llegó a comentar que Chet fue determinante en su música. Vinicius de Moraes y Jobim también escuchaban cool jazz, y él era el mayor exponente de este estilo. Llamaba mucho la atención su forma de cantar y de tocar la trompeta, siempre con mucha suavidad. Escogió con frecuencia temas con muy buena armonía e interesantes mensajes en sus letras. Mi afinidad con él es porque era instrumentista y cantante como soy yo.

A los veintiún años de edad toma la decisión de dejar São Paulo y viajar a Nueva York, al centro neurálgico del jazz…

Era mi sueño. Desde muy joven mi gran pasión era el jazz. Hacía transcripciones de pianistas como Oscar Peterson, Keith Jarrett, Bud Powell o Art Tatum, con la intención de escribir y desarrollar el idioma del jazz. Siempre prestaba atención a los discos que se grababan en Nueva York. A los once años tuve claro que quería ir allí para tocar con los músicos que yo escuchaba en mi casa. En su hogar su madre fue fundamental para que usted pudiera disfrutar de la música.

¿Heredó de ella su gusto por el jazz?

Mi madre era pianista de corte clásico, pero también le gustaba el jazz. Yo empecé a estudiar a los siete años y los profesores se impresionaron con mi facilidad a la hora de interpretar estándares al piano. Logré en dos meses superar a niños que llevaban ya dos o tres años estudiando en la escuela de música. Mis profesores lloraban de alegría cada vez que yo tocaba porque escuchaban algo diferente en mí que no sucedía en otros niños. A los trece años ingresé en la mejor escuela de Brasil, y dos años después me gradué. A esa edad me convertí en la directora del departamento de piano e impartí clases de improvisación. Y a los diecisiete ya tocaba en clubes de jazz. Vinicius de Moraes y Toquinho iban a verme y me contrataron para grabar. Trabajé con ellos durante tres años en toda Sudamérica realizando extensas giras. Pero en mi cabeza rondaba la idea de actuar en Nueva York para interpretar música instrumental, ya que en mi país apenas existía.

Y enseguida comenzó a destacar en un grupo que se convirtió en una de las referencias del jazz en los Estados Unidos a principios de los años ochenta. ¿Fue Steps Ahead el punto de inflexión en su carrera?

Fue muy importante. Llegar a un nuevo lugar y poder tocar con un grupo respetado en todo el mundo supuso un gran paso para que mi carrera tuviera continuidad. ¡Imagínate! ¡Tocar con músicos del nivel de Eddie Gómez, Michael Brecker, Peter Erskine, Mike Manieri…! Era una gran ocasión para que me conocieran. Estuve un tiempo con ellos pero mi objetivo era, sin duda, formar mi propia banda. Fernando Trueba la eligió para que formara parte del documental sobre el jazz latino Calle 54.

¿Qué recuerda de aquella experiencia junto a artistas del calibre de Bebo y Chucho Valdés, Michel Camilo, Paquito D´Rivera, Chano Domínguez o Tito Puente?

¡En cualquier ciudad del mundo me preguntan sobre Calle 54! Fernando es un genio, con una gran sensibilidad. Para mí es un honor ser la única mujer, y representando a Brasil, que participó en aquel documental. Él me pidió que hiciera la música y que interpretara Samba triste. Yo le respondí que no la conocía. Pero le prometí que la escucharía con la condición de que si no me gustaba no iba a tocarla. Yo solo hago lo que me gusta. La escuché y se me puso la piel de gallina. ¡Me pregunté varias veces cómo sabía Fernando que era la música perfecta para mí! El resultado final fue muy lindo. Me siento muy orgullosa de aquel trabajo y se lo agradeceré eternamente.

Como abanderada de la música brasileña desde hace ya varios lustros, ¿podría valorar su evolución en estos últimos años?

Existe un movimiento en Brasil muy relacionado con el baile. Músicos con talento siempre van a existir, pero los medios de comunicación solamente difunden la música popular. Mi país es muy grande y me gustaría que se apostara por otros géneros musicales.

Maikel Tapia.

Akí Zaragoza

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