UNA EMPRENDEDORA CREATIVA SIN LÍMITES
La creatividad es la habilidad que más demandan las empresas. Esta joven zaragozana, Andrea Serrano Villaverde, es directora de arte, una profesión que requiere unas habilidades que solamente unos elegidos pueden ejecutar con éxito. Y es que sin sus funciones no podríamos disfrutar el mundo como lo conocemos hoy. Sus ganas de explorar otros caminos en el sector de la publicidad le han llevado al paraíso, el lugar perfecto para hacer volar la imaginación. Nueva York es su segunda casa. Tiene la llave para abrir las puertas de las empresas más emblemáticas del país. El sueño americano ya es una realidad en su trayectoria laboral.
Tu perfil es necesario en el ámbito de los contenidos audiovisuales. ¿Podrías definir la función que desempeña un profesional con unas características tan precisas?
Es una función más completa que la de un diseñador gráfico. Nos encargamos del arte visual en la publicidad y, además, estamos muy relacionados con los clientes porque dialogamos con ellos e intentamos averiguar qué es lo que quieren. Incluso nos facilitan un briefing (una plantilla del trabajo con lo que quieren que realicemos), lo leemos, planteamos nuestras dudas a los directores creativos y las trasladan a los clientes. Posteriormente comienza el proceso de lo que técnicamente se denomina “lluvia de ideas”, que consiste en crear un concepto que se asemeje a lo que el cliente desee publicitar. Dicho proceso lo trabajamos con nuestros copys (que son los compañeros que se dedican a elaborar el texto del anuncio). Generalmente no tenemos libertad para elegir el medio adecuado con el fin de presentar la campaña.
¿Para progresar y formarte académicamente era fundamental emprender un viaje tan largo en el espacio y en el tiempo?
Tenía muy claro que la publicidad era lo que me gustaba. Quise hacer la carrera y me recomendaron que la intercalara con otra, y finalmente opté por comunicación audiovisual. Debía marcharme a Madrid o Barcelona. Elegí Madrid con el apoyo de mis padres y pasé allí ocho años. Después de trabajar en Publicis Spain tuve una experiencia muy enriquecedora con la cuenta de Garnier, incluso grabé un spot de televisión. Ahí me di cuenta que mi gran pasión era la Dirección de Arte y decidí enfocarme en eso. Encontré una escuela de publicidad de renombre. Investigué y hablé con ellos. Yo ya tenía las miras en los Estados Unidos porque es el lugar donde nacen la gran mayoría de las cosas. Además, siempre he tenido una atracción muy extraña por Nueva York. No dudé ni un instante en empezar la escuela allí. En el segundo año tuve la opción de que me transfirieran a otra parte del mundo porque ese centro, la Miami Ad School, tiene muchas sedes. Sin embargo, mi preferencia era Nueva York. Trabajé mucho para conseguir mi sueño, a pesar de que los comienzos fueron duros por el gran contraste cultural que hay con respecto a España. Aun así, cuando colaboras con la gente codo con codo y el entorno es perfecto, no hay otro planteamiento que quedarte en un lugar que me enamoró desde el primer día.
Tu bagaje es asombroso. Las marcas con las que se te asocian son de un nivel top.
Sí, tuve la posibilidad de trabajar para un espectro más amplio de cuentas como Nationwide, Coors Light, Ikea, Comcast… pero de lo que me siento muy orgullosa es de haber llevado a cabo una campaña a nivel mundial para American Express en apoyo a la comunidad LGTBI y que tuvo lugar precisamente este año en Nueva York. El cliente solo quería que dicha campaña fuera digitalizada. Adquirió tanta repercusión en medios digitales que la extendimos a carteles y vallas publicitarias. También hicimos un evento, con photocall incluido, en el hotel de Times Square, con una cantante muy famosa (Lizzo) al que acudió mucha gente de renombre de la sociedad neoyorquina.
Los premios y los reconocimientos también jalonan tu vida…
Tengo tres premios que gané cuando era estudiante en la escuela Miami Ad School. Conseguí además ser finalista en los premios Future Lions, que son muy importantes en mi sector ya que pertenecen al Festival de Cannes de publicidad. Se basan en la innovación, en crear y publicitar algo que hace tres años no existiera. Mi proyecto consistía en desarrollar un bastón para ciegos con inteligencia artificial. Este año también fui finalista en otros prestigiosos premios, Creative Conscience Awards, que están enfocados a concienciar a la población de los peligros del cambio climático. Lideré un proyecto de investigación con Hellmans que se centraba en la tendencia de la gente adinerada en desechar la comida antes de su fecha de caducidad. En base a eso aprovechamos los alimentos para reconvertirlos en pintura y así facilitábamos la creación de cuadros. Por último, obtuve un bronce en los Summit International Awards con una campaña que realizamos para Budweiser que estaba muy relacionada con el proceso medioambiental pero con un giro interesante; cuanta más cerveza bebieras, más barata te saldrían las siguientes.
¿Cuál es tu objetivo más inmediato?
Mi idea es regresar lo antes posible a los Estados Unidos. Actualmente estoy trabajando como freelance desde Zaragoza para marcas en Nueva York, y también estoy inmersa en algunos bocetos para clientes españoles. Conseguir una visa de trabajo es esencial para continuar con mi carrera en la meca de la publicidad.
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